miércoles, 9 de junio de 2010

REFLEXIÓN DE CLASE EN TORNO A LA MERCATILIZACIÓN DE LA SOLIDARIDAD


El día 8 de junio de 2010, la clase asistió a una dura crítica por parte del profesorado.
Semanas atrás, el profesor ofreció subir medio punto a todo alumno que realizase una encuesta y recogiese once firmas (incluida la propia) para solicitar al gobierno que llevase a cabo los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. Todo ello debía ser entregado en poco más de veinticuatro horas desde que lo anunció.

Yo mismo realicé la tarea en poco más de una hora, dado que el día siguiente al que fue anunciada no podía ir a la universidad y no tendría otra ocasión de entregarla, dado que el profesor había marcado un límite de tiempo, o al menos no había especificado que pensase recogerla después del plazo fijado, aunque no subiese nota.

Llegado el día 8 de junio, el profesor, antes de dar comienzo a las exposiciones de los compañeros (entre las que se contaba la de mi propio grupo), quiso hacer una reflexión grupal.

En ella, criticó que el interés por la actividad hubiese sido masivo porque ofreció subir la nota, aportando que él no especificó qué parte de la nota subiría, que nadie le preguntó por ello, y que, de hecho, realmente no pensaba subirla. Además, señaló que deberíamos conocerle mejor y que ese supuesto medio punto no tenía sentido en su forma de evaluar.

Subrayó también que somos un ejemplo de mercantilización de las relaciones sociales y del aprendizaje, de cuestionamiento de valores morales y culturales, de precarización de los códigos deontológico y ético, y de aceptación acrítica de la realidad social.

Finalmente, dijo que tendría en cuenta la labor de aquellos que realizasen en su blog una reflexión sobre los ODM, el papel en ellos del educador social, y las conclusiones de esta crítica. Y a ello procedo.

En primer lugar, aunque su importancia sea secundaria, me gustaría señalar que encontré bastante inoportuno que dicha crítica se realizase en tiempo de exposición de grupos, y antes de las mismas. Esa falta de atención restó tiempo a dichas exposiciones (lo cual afectó notablemente a la mía, que se vio perjudicada por esa carencia), y, personalmente, influyó también en mi estado anímico y mi concentración, lo cual tampoco resultó demasiado aconsejable, minutos antes de realizar una exposición pública.

En segundo lugar, opino que la crítica del profesor es, de fondo, muy acertada, pero que, en la práctica, no se amolda a las circunstancias. Desde el principio, dicho profesor no ofreció la posibilidad de realizar la tarea desinteresadamente, sino que desde primera hora expuso que se conseguiría algo a cambio y que había una temporalización limitada para ello (sin señalar si el tiempo era limitado para subir la nota o para entregarla), de modo que no creo que sea justo criticar la falta de solidaridad desinteresada cuando no se había ofrecido tal posibilidad. El profesor se defendió ante esto afirmando que nadie se había planteado nada más allá de sus palabras, nadie había pensado que las cosas fuesen a ser de otro modo, y alegando que alumnos que no solían siquiera hablarle se habían interesado desmesuradamente por la actividad, seguramente por la oferta de subida de nota. Sin embargo, una compañera respondió que la razón es que nos fiamos de su palabra, que es un profesor que nos inspira fiabilidad y transparencia, y que por tanto, nos limitamos a su palabra sin plantearnos que pudiese haber algo oculto u otras posibilidades (opinión con la que estoy totalmente de acuerdo). En consecuencia, creo que criticar la falta de solidaridad real es conveniente y que probablemente hay muchos ejemplos en la clase, pero, por la forma en que el profesor desarrolló la actividad originaria de la crítica, no creo que tenga razones fiables para basar su reflexión en nosotros, dado que su planteamiento inicial al respecto fue estricto y nosotros confiamos en su palabra. Quizás si no hubiese ofrecido nota y hubiese esperado a ver la poca participación hubiese tenido motivos reales y yo le hubiese dado la razón, pero, dado que no lo hizo, desconozco cuánta gente (yo mismo incluido) hubiese participado de ser otras las circunstancias. En resumen: crítica real pero de la cual la clase, aunque potencialmente lo sea, no ha demostrado ser reflejo, dado que no tuvo oportunidad de actuar de otro modo.

Y, en tercer lugar, proceso por último a realizar mi reflexión sobre los ODM y el papel en ellos de la Educación Social.

Según Wikipedia (consultada el 9 de junio de 2010 en
http://es.wikipedia.org/wiki/Objetivos_de_Desarrollo_del_Milenio), en la Declaración del Milenio se recogen ocho Objetivos referentes a erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, y garantizar el sustento del medio ambiente. Para objetivos, y en respuesta de aquellos que demandaban un cambio hacia posturas más sociales de los mercados mundiales y organizaciones financieras, se añade el Objetivo 8, fomentar una Asociación Mundial para el Desarrollo. En otras palabras, el objetivo promueve que el sistema comercial, de ayuda oficial y de préstamo garantice la consecución en 2015 de los primeros siete Objetivos y, en general, un mundo más justo. En la Unión Europea e Israel, solo Israel, España, Irlanda y Luxemburgo han cumplido las metas para el Milenio.
Desde mi perspectiva, es completamente necesario que a nivel mundial se propongan iniciativas como ésta, dado que gran parte de los problemas del llamado Tercer Mundo son causados por las actuaciones del Primer Mundo, de modo que la responsabilidad de las desigualdades en el globo han de ser compartidas y afrontadas por todas las naciones en red para que puedan ser afrontadas con eficacia.

Sin embargo, también veo probable que no se cumplan, ya que tras 2015 no se va a movilizar la misma cantidad de recursos, y, además, se lucha contra las consecuencias y no contra las causas del subdesarrollo. Por otro lado, las críticas señalan que los ODM son demasiado generalistas y ambiciosos (opinión que comparto, y que añade grandes dificultades a su consecución), y también oportunistas, al utilizar algunos indicadores como porcentajes en vez de números absolutos o considerar que la pobreza extrema está situada en un dólar al día cuando, por ejemplo, el Banco Mundial utiliza la cifra de 1.25 dólares diarios como límite de la extrema pobreza.

Por último, en relación a la figura del educador social, señalo que a mi parecer es estrictamente necesaria, pero que, no obstante, probablemente no es ni será tenida en cuenta como debería. A lo largo de los contenidos abordados en el curso he podido comprobar que ni siquiera a nivel local, autonómica o estatal la figura del educador social está consolidada ni es apreciada suficientemente, de modo que su labor es infravalorada y desconocida. Como tal, dudo que a niveles internacional y mundial se le conceda a esta figura el beneficio de realizar las aportaciones de su disciplina ni de contribuir a la mejora y al desarrollo de los ODM, dado que el camino de la profesión acaba de empezar. Sin embargo, espero que, en el futuro, la Educación Social gane, mediante sus logros y de menor a mayor escala, el respeto del resto de ciencias sociales, y que pueda luchar por inmiscuirse en la erradicación de las injusticias y desigualdades mundiales. La educación social es una profesión creada especialmente para abordar casos como éste, y espero formar parte de la reivindicación de sus responsabilidades y de la importancia de sus aportes al mundo.

3 comentarios:

  1. Me encanta como escribes. Siempre es agradable pasarse por aquí

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  2. muy inspirador tengo que decir

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  3. Bien escrito, como viene siendo habitual. Estoy de acuerdo con tus críticas con respecto a la validez y fiabilidad científica de la dinámica que planteé. Pero creo que todos sabemos a qué me estaba refiriendo realmente y creo que en eso estás de acuerdo conmigo. Debo disculparme por interferir en las exposiciones de tu grupo en concreto, pero dada la dinámica de clase siempre hubiese interferido en la de algún grupo. Me siento satisfecho por haber incitado a algunos a escribir y reflexionar sobre los ODM (sobre todo tras haber participado en una campaña que promociona su conocimiento y respeto a su cumplimiento). Por otro lado siento haber traicionado la confianza que algunos depositan en mi, pero mis intenciones no eran más que mostrar quienes somos, aunque sea por medio de una dinámica de dudoso rigor científico.

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